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Algo último por decirte.


—Vas a seguir sin hablarme? Mirá yo no sé cómo es esto en tu caso, o cómo lo revolviste vos o resolvés “tus problemas” en general. Uso comillas porque quiero creer que esto no es un problema tan serio, es más me acabo de dar cuenta que simplemente es falta de comunicación o no logramos tener una comunicación asertiva y eficaz, boe, para pensar un poco también eso, ¿no te parece?

A lo que voy es que si es tan normal para vos ausentarte –ya odio usar esa palabra pero es lo que me representás ahora vos–. Pareciera que es normal en vos estar en silencio, callarte, irte, alejarte, espantar a los demás, perdóname, eh, estoy buscando todas las maneras de entenderte ahora mismo, de lograr aunque sea comprender por qué sos como sos en estos momentos, que sos genial obvio que sí, que algunas de tus actitudes me lastiman, hace falta algo más para darse cuenta.

Tu silencio. Por partes entiendo que a veces, muchas veces, lo mejor es permanecer así, quizás te da la satisfacción y lográs escucharte. Conociéndote hay un ruido tan fuerte interno y gritos y alarmas que muy poco está ayudando, o no, quiero creer que estoy equivocada.

Retomando, de verdad que estar en silencio y en paz es lo mejor que uno puede hacer por uno mismo. Pero estar en silencio no es lo mismo que estar en paz, muchos lo sabemos, muchos lo expresamos porque muchos lo vivimos. Y no es nada grato.

Uno puede estar físicamente en silencio, pero internamente si no podés resolver lo que sea que te cause mal estar, nunca vas a tener paz y tranquilidad. ¿Tendrá sentido esto que escribo? Ahora me re parece que sí, un día dentro de miles de días vuelvo por acá y me doy cuenta que era sólo un cúmulo de palabras sin algo en concentro, quizás como lo son la vida de muchas personas. De nuevo repito, quiero creer que estoy equivocada.

Andá a saber qué hacés, qué cosas importantes tenés que hacer. No me las decís, te callás, te unís a lo que sea para que el silencio sea más fuerte, y te juro que a mí me molesta… diciéndote la verdad, me llega a doler la ausencia de palabras, porque a mí parecer eso somos, y que no estén, que no haya comunicación, duele.

Y aclaro que yo tampoco la tengo re clara, vos sabés cuántas palabras no logré digerir, cuántas me comí para ocultarlas, cuántas vomité, cuántas me enfermaron y cuántas me alejan de todo lo que amo y de todo lo que me hace bien. Todos los días hago aunque sea un poquito en ser más coherente para vivir mi vida bien, tranquila, estable, apasionada y feliz.

Yo no sé cómo habrá sido tu capacidad de resolver los conflictos con cualquier persona, algo escuché pero nunca es lo mismo cómo se dieron las cosas a cómo vos las viviste, pero yo requiero de las palabras para sanarlo, para entender otros puntos, para hacerme escuchar, para, de alguna forma, controlarlo.

Tampoco sé si mi “método” te hará feliz o al menos bien, pensándolo detenidamente, creo que es un mambo mío y para vos un embole tener que recibir todo esto que digo o escribo, todas mis palabras. Si al final no respondés, no sé para qué me gasto en hacerlo, si… Ah, no, pará, no recuerdo si te lo dije pero a mí las palabras sanan y creo que esto es algo así como una despedida. Al menos me quedo más tranquila porque ya no es mi responsabilidad tus acciones y creo que entender eso quita un gran peso de encima.

 
 
 

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