El proceso es duro. El resultado todos lo ven.
- Rosario Alaniz
- 9 mar 2019
- 5 Min. de lectura
No quiero.
Ese fue mi primera respuesta ante saber de todos los estados, imágenes, videos o voces que noté de los demás.
Habíamos hecho planes.
En realidad, fueron mis planes. De los cuales había optado por mis intereses, como cualquier persona normal supongo, pero no me preocupé por la negación, el rechazarlos, el darse cuenta que había cosas más importantes y que mi simple pedido, para afuera exclusivamente, sólo no era de demasiada importancia.
Impotencia en los primero que se asoma, la tos no ha mejorado, aunque puedo decir que al respirar de manera lenta, calmada y profunda, la puedo controlar.
Lo siguiente fue querer salir a divertirme, emborracharme, gritar, reír, bailar y pasar la mejor noche de vida siendo inconsciente porque algo dentro no estaba funcionando de la manera típica en los últimos días, que se convierten en semanas, estas en meses y gracias porque todavía no puedo decir años, aunque si no cambio algo ya mismo, puede que llegue a escribirlo.
Pero en mi interior las cosas siguen iguales, al parecer es una mentira que me digo a mí misma por el simple motivo de que afrontar a veces tus más oscuros caminos dentro de tu mente asusta mucho, aterra porque es algo inexplorado, como si allí tuviera el otro noventa y cinco por cierto del mar que no se exploró, esperen… me refería a otra cosa.
Me di cuenta que las fiestas, el alcohol para adormecerme, los cigarrillos, hombres y caricias, y un sinfín de temas para romper los oídos, ya no me llamaba la atención como antes, ya empezaba a desagradarme. Esto me sorprende y asusta al mismo tiempo, sorprendente porque desde pequeña pensaba en que jamás me cansaría de las fiestas, y me asusta porque era lo que más me unía con mis amistades. Aunque debo aclarar que un buen vino siempre viene bien en solitario, ¿a quién engaño? El agua limpia y refrescante es lo que te ayuda a vivir, a continuar, a pensar claramente qué quieres hacer y qué harás con todo ese desorden dentro tuyo reflejado en los papeles y papeles de trabajo.
Mi papá dijo que con eventualidad me cansaría, no quería que tuviera razón, tampoco esperaba que fuera tan seguido. La vana idea de diversión en mi mente me mantenía satisfecha en mi zona de confort ¿será momento de salir de allí y triunfar? Estoy siendo sincera, también le temo a ello pero se puede lidiar con facilidad, puesto que aprendo que nunca estoy sola, estoy yo misma para mí y con eso ya he ganado las miles de batallas.
Algo que le confesé a él, fue mi comienzo en el trabajo con el espejo. Las lágrimas no paran de salir, la voz se quiebra pero dentro de mí algo me dice que pronto, muy pronto, todo va a salir con más fuerza.
Mi inconsciente, tan maravilloso y profundo, por momentos quiere seguir reteniéndome en estas profundas creencias, patrones de familia, ser fiel a mi clan. Palabras que salen de su boca pero que en mi interior están bien arraigadas, ¿qué puedo esperar? Desde los cuatro o cinco años me viene hablando sobre esto, ja, allí fue cuando me enseñó la valiosa lesión de que no es lo mismo pensar que sentir, y se debe comenzar con yo pienso que, en vez de yo siento que (perdonado para los kinestésicos).
Ya pasó el segundo jueves. Mi primero, la pequeña fiesta frente al inodoro, llevó a cabo un suero en mi brazo izquierdo debido a que el vómito no controlable salió de mi boca junto a los gimoteos por el dolor de expulsar todo aquello que no toleraba. Tres veces. Tres benditas veces, en donde estaba de rodillas frente a algo sin vida como si de un rey se tratara. Yo reí, agradecí, sonreí y me amé, repitiendo todo el amor que tenía por mi persona, porque estaba aprendiendo. El segundo fue de fiebre, calor, tos, congestión y ganas de estar en los brazos de mi madre para sentirme segura y al mismo tiempo diciéndome que estuviera tranquila porque me tenía a mí, me tenía a mí, sola y rodeada, rodeada y acompañada. Yo.
Tengo una idea a qué se debe, el querer permanecer igual, y más dentro la pequeña yo está a punto de salir y comerse al mundo, junto a mí, justo a….
Lo noto recién. Es un cambio. Yo soy el cambio, y otra parte quiere estar igual. Mi cuerpo y las enfermedades en él son el signo de la lucha evidente dentro de mi cabeza, de ahí la razón exacta del explotaron mis pensamientos, se rompieron, decidí romperlos.
Sí, tengo miedo. A lo que estoy por ser, hacer y tener. Al cambio en mí y en los demás. Algo dentro lo exige ya. Algo dentro ya no soporta más. Algo dentro está a punto de cambiar.
No quiero que vengas, no quiero ir, no quiero un café, ni el piano para dormir. No quiero que cantes ni quiero estar para ti. Quiero elegir, elegirme de verdad ahora sólo a mí.
No quiero viejas amistades, no las quiero en mi vida de la misma forma que antes, no quiero sus consejos, simplemente quiero compartir, quiero irme a dormir y saber que puedo confiar en mí.
No quiero bebidas que adormecen mi ser, tampoco quiero besarme con muchos como en los días de ayer.
No quiero vivir bajo el mismo techo que usted, porque quiero cambiar quiero mi libertad para no llorar por un orden sin más.
No quiero lo mismo, no te quiero a vos, lo siento querida pero algo en mí está mal, porque pienso que no es correcto querer cambiar.
No quiero tener que cumplir con tus expectativas, no quiero mentirme porque sé que así me dañaré creyendo que yo debo explicaciones para familia.
No quiero que me digas lo bonita que estoy sólo porque mostré más y porque te hablé de sexo y del condón.
No quiero comida que haga mal a mi salud, no importa si es chocolate, leche, queso o el rico tramontana que siempre pedíamos antes de irnos para el sur.
Quiero ser libre, quiero amarme más, quiero reír y que se escuche mi grito porque amo estar viva y porque puedo elegir mi clima.
Quiero vivir para mí y por mí, comprarme de todo, ser egoísta diciéndome que sí.
Perdónenme todos, perdonen por favor, yo elegí esto pero no sabría del rencor.
Que los quiero ver libres es mi única petición, pero siempre respeto mi espacio porque así es el amor.
Quiero reconstruirme y que me sepan reconocer, saber que cambié sólo para ser mejor que ayer.
Quiero vivirme, vivir para hablar, poder ayudarlas y a ellos darles paz, mejorar el mundo, hacerme notar, que todos me digan, no puede ser es ella wow.
Así que gracias les doy, porque por ustedes hoy aquí estoy, más ustedes viven porque en mi mente maravillas yo soy.
Gracias, ya que aprendo que yo soy en Él, si bien lo primero me cuesta aprender, sé que vendrá el día en que pueda elegir, y todos nos daremos cuenta que no existe el aquí. Puesto que nos falta entender, pasar al corazón, porque sólo hay una cosa que nos ocultan por temor, saber que nosotros somos Él, todo es mental y aquí venimos a aprender, mi última palabra es para escribir, aunque pocos lo crean, él, el verbo sólo se conjuga en la tercera del ser y así ya te podrías ir.
Rosario Alaniz.

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